Proyecto Q, su universo y alguna cosita más


 








Estoy a tope de trabajo porque nos hemos puesto un deadline para Emerett nunca se ha enamorado con el que voy muy justa, pero que creo que nos cuadra a todas las partes implicadas de maravilla. Lo estoy mimando y dándole mucho amor; sé que hay mucho fan de Austen y espero estar a la altura del original, que sea perfecto, que lo leáis como si estuviera escrito en español. 

 

Tengo otra novedad que contaros, lo haré en redes en breve y espero que os haga ilusión, al menos al público al que va dirigido el anuncio, que en España, por desgracia, es poco, pero muy fiel. 

 

Esta entrada es más que nada para hablar de mi libro; o no, ni siquiera eso. Es para hablar del universo gigante en el que está inmerso y de cómo lidio con él (spoiler: mal, soy un caos). En #proyecyoQ, creo que ya os lo he dicho alguna vez, uno de los protagonistas es escritor. Entre sus obras tiene un par de antologías de cuentos de horror, terror y fantasía oscura, relatos que empezó a escribir con once años y que ahora —tras una buena edición y una visión más madura— se venden como obras de culto. 

Bueno, pues ayer, cuando ya tenía mi calendario organizado y mis palabras/páginas a traducir por día, coge la prota de uno de esos relatos, Samyr, y me grita que escriba, aunque sea solo un poquito, que esboce su cuento, que es corto, que no pasa nada, que se conforma con seis hojitas de word y luego a otra cosa, mariposa… Qué cabrona la bruja. Que, por cierto, eso es lo que es, o como se la conoce en el mundo onírico humano: La bruja roja al final del túnel. El cuento favorito del hermano pequeño de Kye, mi protagonista de proyecto Q, que es otro macabro como su bro…

Así que, aunque no lo he terminado del todo, ayer lo empecé a escribir con su tono gótico y siniestro y, oye, que me encantó. Tengo muchos planes para este universo, las ideas fluyen por todas partes, pero creo que voy a tener que poner el freno y hacer el maratón traductoril que tenía previsto hacer. Luego les daré todo a ellos una vez más. Son pacientes. Y en mi cabeza están a gusto, no tienen prisa. 

 

Y, hasta aquí, este post de viernes; inesperado y poco útil, pero estoy aprendiendo a usar mi espacio —este blog— para liberar mi otro espacio —el de mi cabeza—. Feliz finde 🖤




Fragmento de La bruja roja al final del túnel:

 

«Era viernes y Samyr se despertó con el hastío que cada quinto día de la semana le provocaba; a diferencia de la gente de su pueblo, que se preparaba para las festividades que la noche traería consigo, ella se disponía a ponerse su capa roja y su máscara de indiferencia y a colarse en el mundo humano con el fin de dar su merecido a quienes, según los patrones Kodaii del bien y del mal, hubieran obrado «con crueldad, desproporción y de forma injustificada». Y que se cumplieran estos tres requisitos a rajatabla era muy importante; la Samyr llena de ideales de antaño aún estaba pagando su arrogancia (y su osadía) al creer que estas normas podían cambiarse o estaban sujetas a interpretación. Estaba claro que no era así y, tras veintiún años impartiendo justicia, había abandonado su concepción poética de la misma y había renunciado a toda posible belleza o armonía. Había aceptado que el ser humano era intrínsecamente malo y que ella poco podía hacer al respecto.

Samyr pertenecía al mundo de los Invisibles, los Kodaii, aquellos que siendo humanos fueron ignorados o repudiados hasta el punto de desaparecer. Seres que, una vez pasado el velo que separaba ambas realidades, la visible de la invisible, brillaban por lo que realmente eran; su luz interior los guiaba y marcaba su destino en su nuevo mundo. Esa luz era el faro que les permitía avanzar por los caminos tenebrosos que les recibían cuando atravesaban el velo. La noche eterna, los árboles susurrantes con ramas espinosas y puntiagudas que se movían de forma amenazante al son de un viento que no sonaba. La tierra que era barro, el cielo que, en su oscuridad, emitía fogonazos anaranjados intermitentes que no daban luz sino miedo. Uno pensaría que la realidad que se abría ante quienes no habían sido amados en su mundo sería luminosa o, al menos, no tan terrorífica. Pero no, esto también había que ganárselo. Y si no brillabas, aunque fuera un poquito, si no tenías ni siquiera un chispazo de luz que iluminara por donde pisabas, morías en el camino, pasto de la tierra que era barro y de los árboles que se movían al son del viento silente».

 

Continuará… Aunque dudo que a quienes leéis mi blog os atraiga demasiado xD. También os digo que, si os gusta, no dudéis en decírmelo porque me hace muy feliz y me motiva mogollón. 


Un abrazo.

Virginia











Comentarios

  1. Me gusta tanto, que puede que Kye Colton sea uno de mis "escritores" favorito ☺️... Y en ProyectoQ ¿vas a incluir más textos suyos o los va a "publicar" él aparte? 😉😉

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    1. La ilusión que me hace este comentario no te la puedes ni imaginar, de verdad <3 <3. Quienes me habéis escrito y dicho cosas bonitas me habéis animado a terminar el cuento de Samyr hoy mismo. Gracias de corazón. Kye hace mención a sus libros en Proyecto Q (mucho, de hecho xDD), pero la verdad es que mi idea era escribir como él, con su pseudónimo, varias historias aparte. A sueños que no me gane nadie. Si de verdad te ha gustado, prometo enseñarte el relato entero.

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    2. Ya lo has dicho, no hay vuelta atrás 😂

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  2. Hola,Virginia, estoy deseando leer proyecto Q y las historias de Kye.
    Nose ,tal vez sacar las historias por fasciculo como antiguamente??🤔🤔🤯😵‍💫😆
    Ni caso ,solo estaba pensando en voz alta.Aqui te esperamos.😘

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    1. Hola, Fátima! Tú siempre tan fan y tan fiel. Gracias, eres un amor. Pues estoy pensando qué hacer con el cuento. Es una parte muy pequeñita del universo de Kye, pero lo tengo en ePub y quizá os lo pasé a quienes os interese. Un abrazo <3

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  3. Ehhh jeje 😅 🙊 soy yo ☝️☝️☝️ me salió en anónimo @feiffce,lo dicho arriba aquí deseando leer tu novela 🥰

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